Lo más importante es el preparado de la superficie a pintar, que aunque nos lleve mas tiempo del que nos agrade, es la base del trabajo que estamos por realizar, y como toda base, tiene que ser buena.
Para comenzar limpiaremos con un trapo húmedo con detergente y agua , o, lavandina y agua si la superficie a pintar estuviera cubierta total o parcialmente con hongos y manchas. Si fuera grasa, podemos utilizar aguarrás.
Dejar secar hasta que quede apta para el lijado.
Si la superficie a pintar se encuentra muy deteriorada, pasar un cepillo de alambre, para sacar las partes flojas.
Luego lijar con una lija fina, para dejar la superficie pareja.
En el caso de tener alguna abolladura colocar masilla en capas finas y después lijarlas.
Antes de pintar, pasar un cepillo para sacar el polvo de la lijada anterior.
Nunca pintar con la chapa caliente, si le dio el sol muy fuerte, esperar hasta que se enfríe, luego si, comenzar a pintar.
Las partes que tengan oxido, pintarlas con convertidor, dejarlas secar, y luego pintarlas con esmalte.
Hoy en día tenemos convertidores de varios colores, así que podemos comprar elegir el color que deseemos, y pintar directamente con convertidor.
La desventaja es que el convertidor es más caro que el esmalte común.
Se puede utilizar un pincel o un rodillo de goma espuma, (que para las partes planas es lo mejor, porque no se van a notar las pinceladas que se notarían si usáramos un pincel).
La dilución de la pintura depende de cada marca, nos daremos cuenta si la pintura está muy espesa porque no corre el pincel o el rodillo.
Las manos a darle a las superficies depende del poder cubritivo de cada marca, pero nunca, menos de dos manos.
Siguiendo éstos consejos obtendrán una buena terminación.