Por ejemplo, una obra intimista, de colores suaves o en acuarela, se admira mejor desde distancia de por lo menos tres metros, para que se distingan con mayor precisión sus tonalidades y sus formas. También es aconsejable que estén ubicadas sobre una pared angosta o de pequeñas dimensiones. Para una pieza de colores saturados y fuertes, los requisitos son exactamente los opuestos, ya que al destacarse a simple vista debe evitarse que resulte chocante o que genere un ambiente sobrecargado. Por eso, tiene que ser colgada con prudencia y se elegirá una pared de mayor superficie y que permita observarla desde aproximadamente unos 10 metros. Y, siempre, asegurarse de que la vista no esté obstaculizada por muebles ni otros objetos.
Si se elige apoyarlos sobre superficies planas, puede hacerse sobre una base de cemento o de madera. Otra opción interesante y poco convencional es seleccionar un atril o un pequeño caballete. Sin embargo, por seguridad, siempre lo más aconsejable es colgarlos.
Los espacios de la casa
Todos y cada uno de los lugares de una vivienda son propicios para ubicar cuadros, aunque los gustos más convencionales se inclinan por tener naturalezas muertas en el comedor, figuras abstractas en las bibliotecas y paisajes en el living.
De todos modos, es innegable que el espacio que permite ubicar obras de mayor envergadura –en calidad, tamaño y formato– es el living. Es el ambiente principal de la casa, el más amplio y además es un lugar social. En cambio, las habitaciones y los escritorios dan cabida a una elección más ecléctica. Los más selectos eligen colgar obras de arte en los dormitorios. Allí guardan imágenes vinculadas a lo privado, como los desnudos.
En determinados espacios de la vivienda no es recomendable colgar cuadros, como en las paredes laterales de las escaleras o en los lugares donde la obra esta expuesta a recibir golpes, ya que siempre debe evitarse que la obra sufra algún tipo de daño. Tampoco, debe ubicarse a grandes alturas, porque ello dificulta su apreciación.
Cómo agruparlos
Asociar cuadros es un desafío interesante. Hay que arriesgarse a jugar, proyectar e imaginar formas buscando un equilibrio casi perfecto. Pueden agruparse por tema, por similitud o variedad de tamaños, por tipos de marco o por gamas de colores.
En ocasiones, las obras pueden ser colgadas de manera dinámica formando figuras geométricas, por ejemplo, rectángulos horizontales o verticales. Pero siempre hay que asegurarse de que guarden entre sí un punto en común, ya sea por similitud u oposición.
Otra alternativa interesante para buscar el equilibrio es ubicar una pintura grande al lado de dos pequeñas. Pero también existen algunos trucos para romper con la uniformidad de manera creativa y provechosa, por ejemplo cortando los paisajes con figuras humanas.
Protección, cuidado y limpieza
Más allá de que se debe acudir a la ayuda de un especialista ante cualquier signo de deterioro, existen técnicas para preservar las obras de arte.
Una sugerencia es que, en la medida de lo posible, se cuelguen los cuadros a una distancia de por lo menos un centímetro de la pared para contribuir con la circulación del aire. También es fundamental saber que las obras de arte expuestas al sol se decoloran y resquebrajan, en particular las acuarelas, los dibujos y los óleos. Tampoco es aconsejable colgarlas sobre la chimenea, porque el calor puede producir daños irreparables.
La humedad también es mala compañera, por lo que se recomienda tomar algunos recaudos en ambientes poco convencionales para poner cuadros, como el baño o la cocina. Allí conviene usar marcos herméticos para evitar que se produzcan hongos. Puede colocarse la obra entre dos vidrios sellados, y después agregar el marco.
Por último, en caso de querer limpiarlos, hay que ser cauteloso. Los solventes, en general, son abrasivos y si bien quitan el barniz, a veces pueden deteriorar la capa pictórica. Por eso es importante, casi imprescindible, delegar esta tarea en los profesionale
Fuente:espacio-living